
24 Abr La ponencia perfecta
En una ponencia “es tan importante lo que se dice que cómo se dice”.
Muchas veces aunque lo que quieras decir sea útil y de interés, si lo cuentas sin tono, sin creatividad o demasiado teóricamente, empaña el valor del mensaje fracasando en el intento de transmitirlo adecuadamente.
Obviamente el contenido es lo importante, pero no cuidar la forma de «como se dice» es igual que intentar vender un exquisito licor envasado en una botella de lejía; Otra cosa importante es no atragantar a los asistentes con demasiada información teórica porque vivimos en la era de la información y con un simple click cualquiera puede acceder a un sinfín de datos sin la necesidad de acudir a una conferencia, sin contar que el cerebro se bloquea a partir de determinados imputs recibidos. Por lo tanto triunfarán más los ponentes que incluyen dinámicas participativas donde el público pueda experimentar la información.
Así que si quieres hacer llegar tu mensaje y destacarte de la competencia tendrás que ser creativo y tener la valentía suficiente para arriesgarte con el fin de captar la atención y el interés de la audiencia.
Para empezar el power point debe de ser solamente un apoyo visual que ilustra lo que estás transmitiendo y no al transmisor. El contenido tiene que salir de dentro de ti y no de la pantalla; he llegado a ver ponentes que aparte de conceder el protagonismo de la charla al power point se someten a él, leyéndolo para toda la sala, lo que todos ya están siendo obligados a leer. La información de las diapositivas debería contener solamente imágenes o signos que faciliten la comprensión y recuerdo con el mínimo de palabras dado que ellas deben salir de ti.
Hablando de palabras, aunque existen innúmeras técnicas para comunicarse adecuadamente yo destacaría la más eficiente, que es la de hablar desde la sinceridad. Nunca intentes copiar el estilo de nadie o intentar ser lo que no eres, sencillamente parte del principio de que tienes algo importante y útil que aportar, y que contarlo te hace sentir feliz y útil a la sociedad, por lo tanto cuéntalo desde la sinceridad como se lo contarías a un amigo…mejor todavía, como se lo contarías a tu madre. Ella te conoce mejor que nadie, no intentes engañarla, si lo que quieres transmitir no es coherente con lo que vives ella lo sabrá, y en el fondo el público también.
Saludos,
Rafeek Albertoni
Coach ilusionista
Conferenciante
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